martes, 30 de septiembre de 2014

Mahoma y los comienzos del Islam

Por Ramadan Ibrahim Mohammed, doctorando de la Universidad Complutense de Madrid

Correo electrónico: ramadan.ibrahim@cchs.csic.es, ramadenmr@yahoo.com

Introducción

En el presente trabajo hablaremos de la vida de Mahoma, fundador de la religión musulmana, la cual apareció primero en la ciudad de Meca y luego empezó a extenderse, después del fallecimiento del profeta, en la mayor parte de los países del mundo. Los temas que se abordarán en este trabajo son los siguientes:

La vida del profeta Mahoma, el mensaje divino, el viaje al Cielo con el arcángel Gabriel, la revelación del Libro Sagrado (el Corán), su emigración a la ciudad de Medina y la situación del Islam o del Estado islámico después del fallecimiento de Mahoma.

Sin embargo este trabajo no será presentado como uno solo, sino que voy a dividirlo en tres partes: la primera parte que voy a presentar en este mes (Octubre) va a concentrarse en el siguiente punto: el profeta Mahoma: Vida y entorno antes de la profecía, y La profecía de él. En el mes que viene (Noviembre) presentaré la segunda parte de este trabajo y la cual contiene estos tres puntos concretos: El viaje estático al cielo (el Mi‘raj) y el libro sagrado; La emigración a Medina; y el  fallecimiento de Mahoma.  Y por último, para el mes de diciembre presentaré la tercera parte de este trabajo de investigación y la cual contiene dos puntos: 1.  el Estado Islámico después del fallecimiento del profeta; 2. Un resumen. Las tres partes terminaran con la bibliografía seleccionada.

Todo esto será analizado a través de la lectura del capítulo XXXIII del libro Historia de las creencias y las ideas religiosas del profesor rumano Mircea  Eliade.[1]

A través de este estudio, podremos conocer las bases principales del Islam, aprovechando también para echar luz sobre algunos textos coránicos, que ayudarían a conocer la doctrina islámica.

El Islam, en conjunto, es una religión monoteísta, que invita a creer en un Dios único, que es el mismo Dios que adoran los judíos y los cristianos. Los musulmanes creen que Dios es de todos los mundos y no hay más dioses que ÉL. El Islam cree también en los libros revelados de Dios, empezando por la Torá de Moisés, el Zabur (los salmos)  de David, pasando por el Evangelio de Jesús, y llegando, por último, al Corán de Mahoma. El Islam cree, así como, en que Mahoma es el último de los mensajeros de Dios, y que no hay más profetas después de él.

Primera parte: el profeta Mahoma

1)                 Vida y entorno antes de la profecía

Mahoma nació en la ciudad de Meca, dependiente del actual Reino de Arabia Saudí, su cabila, en la que nació y a la que pertenece, era una de las más importantes y más prestigiosas tribus de Meca, en aquel entonces: la tribu Quraish. Nació aproximadamente entre los años 567 y 572 d.C. Vivió huérfano, su padre falleció antes de que él naciera, y su madre cuando tenía todavía una edad muy temprana. Su abuelo, ‘Abdul Muttaleb, se hizo cargo de él cuando apenas tenía 6 años. Cuando falleció su abuelo, se encargó de él su tío Abu Taleb, quien era siempre muy cariñoso y piadoso con él, y quien siempre le protegía del daño que le querían hacer los infieles de Meca, aun sin entrar en el Islam. [2]

Mahoma vivió la primera etapa de su vida como pastor de ovejas. Trabajó en el comercio. Salió en muchos viajes de comercio fuera de Meca, uno de ellos con destino a Siria. A los 25 años de edad, se casó con Khadīja, una de las mujeres más influyentes de la ciudad de Meca en aquel tiempo, aun a pesar de la gran diferencia de edad entre los dos: ella alcanzaba ya los cuarenta años, Mahoma la consideraba la mejor de sus esposas, con la que se sentía a gusto. Hay que tener en cuenta que él se casó con nueve mujeres. Khadīja  siempre estaba a su lado, y siempre le apoyaba en la transmisión de su mensaje divino. Cuando falleció Khadīja, él se puso muy triste. Todos sus hijos, que fueron siete, los tuvo con ella. De estos siete, los tres varones, fallecieron a muy temprana edad. Tenía cuatro hijas, la más conocida era Fátima, la mujer de ʻAli Ibn Abu Taleb, sobrino del Profeta, y a quien siguen hoy día los chiítas considerándole el gran Imam, ya que procede de la familia del profeta. [3]

Mahoma vivió en un entorno lleno de acontecimientos; la gente de la Meca estaba sumergida en la adoración de los dioses del paganismo, la que practicaban en la misma Kaaba. Ésta, según la doctrina islámica, es una construcción de Abraham y su hijo Ismael. Así lo dice el Corán en el Sura 2, aleya 127. Además, en aquel tiempo también había cristianos en Meca, pero eran muy pocos. La mayoría de éstos eran esclavos de Abisinia. En cuanto a los judíos, estaban todos concentrados en Yathrib, que es la actual Medina. [4]

En sus adoraciones, los árabes  presentaban las ofrendas de animales y cereales al Dios de la Kaaba, este Dios que había pasado de ser el Dios de Abraham e Ismael  a ser Deusotiosus, al que había que presentar las ofrendas, tanto de animales como de cereales, para destacarlo de los demás dioses que aparecieron en aquel entonces en el mundo árabe. De las diosas más conocidas en aquellos momentos, antes de la llegada del  Islam, podemos mencionar los siguientes:
-       Manat: Destino
-       Allat: femenino de Alá
-       Al- Ūzza: la poderosa
Las tres “diosas” eran consideradas por los árabes las hijas de Dios.[5]

2)                 La profecía de Mahoma

El profesor Eliade nos cuenta, citando a Ibn Isḥaq, que la revelación le fue descendida a Mahoma del Cielo, estando él durmiendo en la caverna, como era su costumbre. En ese momento, el arcángel Gabriel llega y le entrega un libro pidiéndole que leyera este libro o que recitara una parte de él. Pero Mahoma era un hombre analfabeto, que no sabía ni leer ni escribir.

De ahí que su respuesta a Gabriel era que no podía leer porque no había aprendido a hacerlo. Gabriel insiste y le repite la petición. Mahoma le da la misma respuesta de antes. Así la segunda y la tercera vez. En la cuarta vez, Gabriel le pide que lea y Mahoma le contesta que qué quería que leyese. Gabriel le dice: lee en el nombre de tu Dios Creador”. Mahoma empieza a leer aun sin saber las reglas de lectura o de escritura. Este hecho está documentado en el sura 96. Del mismo acontecimiento nos habla Mahoma diciendo:

Me desperté y era como si se hubiera escrito ya algo en mi corazón”. Mahoma abandonó la caverna y, apenas llegado a la mitad de la montaña, escuchó una voz celeste que le decía: oh Mahoma, tú eres el apóstol de Alá.

Esta inspiración del arcángel Gabriel a Mahoma se repitió muchas veces entre los dos, de tal forma que Mahoma añoraba que volviera Gabriel a visitarle.  [6]

Hasta ese momento, se conoce que Mahoma era un profeta y un mensajero de Dios. Pero este asunto sólo lo conocían su mujer Khadîja y algunos de sus amigos más cercanos, tales como ‘Ali Ibn Abu Taleb, Zaid Ibn Ḥaritha, hijo adoptivo del profeta en aquel momento, ‘Ūtman Ibn ‘Affan y Abu Bakr Assediq, dos de los califas bien guiados. Pronto la profecía de Mahoma se convierte en el mensaje divino que tiene que ser transmitido a su gente, la gente de Meca, y entre ellos, su cabila: la tribu de Quraish.[7]
Este mensaje es, con toda claridad, una invitación a la adoración del Verdadero Dios y el alejamiento del paganismo en el que estaban sumergidos los árabes y la gente de Meca; el Dios Creador de los cielos, la tierra, los montes, etc. Así lo dice el Corán en el sura 88, aleyas 17-26; el Dios Único, que no nació ni tuvo hijos. Véase el sura 112.

Mahoma empezó a propagar este mensaje y Alá estaba a su lado para protegerlo. Así lo manifiesta el Corán en el sura 93, aleyas 3-5:
“tu Señor no te ha abandonado ni te odia…tu Señor te otorgará muy pronto sus dones y quedarás satisfecho”. [8]

Después de anunciar su mensaje a la gente de Quraish, Mahoma sufrió un gran rechazo de parte de esa gente. Además, empezaron a cercarle por todas partes y ponerle trabas en la trasmisión de su mensaje, sobre todo, después de la muerte de su tío Abu Taleb, quien siempre estaba a su lado, defendiéndole aun sin abrazar el mensaje del Islam.[9] Le persiguió también su tío Abu Lahab, y de parte del resto de las tribus que había en la Meca por aquel entonces. Dice el Corán, en lengua de Mahoma hablando a su tribu Quraish, en el sura 109, aleyas 1-2:

yo no adoro lo que vosotros adoráis. Y vosotros no adoráis lo que yo adoro.”

3)      BIBLIOGRAFÍA BÁSICA:

- Mircea  Eliade “De Mahoma a la era de las Reformas” en  Historia de las creencias y de las ideas religiosas.  v. 3, ediciones Cristiandad, S.L. Madrid, 1983, pp. 93-119.

4)      BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARÍA:

- Geo Widengren, Muhammad, the apostle of God, and his ascension, Uppsala, 1955.
- Paul Wheatley, The Pivot of the Four Quarters: A Preliminary Enquiry into the Origins and Character of the Ancient Chinese City Hardcover, (ed), Aldine Publishing Company, 1971.  
- R. Blachére, Le probleme de Mahomet, Paris, 1952.

- Tor Andrea, Les origines de l'Islam et le christianisme, Volumen 8 de Initiation à l'Islam, (ed), Adrien-Maisonneuve, 1955.

_________, Mohammed: The Man and his Faith, translated by Theophil Menzel (New York: Harper and Raw, 1960).
-William Montgomery Watt, Muhammad at Mecca, published by Oxford University Press in 1953.
_________ Muhammad at Medina, Oxford, 1956.
_________ Muhammad Propbet and Statesman, London, 1961.

- William Muir, the Life of Mahomet: With Introductory Chapters on the Original Sources for the Biography of Mahomet, and on the Pre-Islamite History of Arabia, London, 1861.





[1] “De Mahoma a la era de las Reformas” en  Historia de las creencias y de las ideas religiosas.  v. 3, ediciones Cristiandad, S.L. Madrid, 1983.  p. 94.
[2] Ibídem, p. 94.
[3] Ibídem, p. 94.
[4] Ibídem, p. 95.
[5] Ibídem, p. 96
[6] Ibídem, p. 97. Véase también  Ibn Isḥaq, traducido por Tor Andrae, Mohammed, págs. 43- 44. Véase otra traducción en R. Blachére, Le probléme de Mahomet, págs. 39-40.
[7] Ibídem, p. 98.
[8] Ibídem, p. 98.
[9] Ibídem, p. 101.

1 comentario: