lunes, 18 de diciembre de 2017

Editorial Diciembre 2017



De Dioses y Hombres: estudios sobre religiones y mitología, es un blog de investigación coordinado y dirigido por el profesor y Máster en Literatura Clásica por la Universidad de Costa Rica José Marco Segura Jaubert y el profesor y doctorando por la Universidad Complutense de Madrid Carmelo Morales Marcos.
Nuestro colaborador Ramón Soneira Martínez, nos habla de La Wicca Celtíbera en dos partes y nos explica que esta es producto del Neopaganismo como corriente religiosa moderna. En la actualidad, la religión o lo religioso se mantiene en constante transformación. No solo en los cultos que podrían denominarse como religiones tradicionales, como el Cristianismo, Islam, Judaísmo, Budismo, etc., sino también en las nuevas espiritualidades de un mundo donde la secularización ha provocado la aparición de nuevas formas de entender lo religioso o lo espiritual.

¡Qué lo disfruten y Felices Fiestas!

La wicca celtíbera: El culto neopagano y la reconstrucción histórica Parte I



Escrito por: Ramón Soneira Martínez, Máster en Ciencias de las Religiones y doctorando por la Universidad Complutense de Madrid.

1.    Introducción:


Los movimientos new age y paganismo son el paraguas de una gran tipología de creencias y prácticas rituales en que la experiencia y la acción poseen mayor peso que la creencia o el dogma, tal y como afirma Sabina Magliocco (2015). Esta nueva mentalidad religiosa no solo se inspira en las religiones mayoritarias, sino también en la evolución del esoterismo occidental y las llamadas “ciencias ocultas” europeas que tienen un fuerte arraigo a finales del siglo XIX y en los inicios del siglo XX.



Generalmente, desde los estudios académicos se ha tendido a unificar ambos conceptos, new age y neopaganismo, aunque el segundo suele ser entendido como una subcategoría del primero[1]. Sin embargo, existen diferencias notables que nos permiten hablar de dos movimientos diferentes, tal y como veremos a lo largo de este trabajo. No obstante, aún a pesar de sus diferencias, es cierto que ambos nacen de un tronco común, por lo que comparten una historia desde la cual han desarrollado su aparato religioso, sus ritos y sus creencias.



Dentro de ese aparato religioso destaca el concepto de magia, pero también la espiritualidad individual cargada de emociones y experiencias desarrollando, ante todo, una espiritualidad y religiosidad personal mediante una gran heterogeneidad de prácticas y de creencias, como observa Magliocco (2015). La triada conceptual magia-religión-ciencia, esgrimida por Wouter J. Hanegraaff (2016), y la construcción de los conceptos en oposición entre sí, es la clave para entender la evolución del concepto de magia y, por ende, de gran parte de la praxis religiosa de ambos movimientos. Además, ambos se encuentran arraigados en la dinámica política y social de la actualidad, adhiriéndose a movilizaciones reivindicativas como el feminismo o el ecologismo entre otras que, según mi punto de vista, nacen de la propia naturaleza reivindicativa de su culto para dotarlo de visibilidad y legitimidad en la sociedad actual. Precisamente una de las diferencias entre el movimiento new age y el neopaganismo se va a encontrar en cómo se legitiman: mientras que el neopaganismo lo hace mediante el estudio de las creencias precristianas, el new age intenta acercarse a la ciencia y el bienestar psicológico.



Analizando la historia de estos movimientos, así como su origen, encontramos una evolución muy interesante. Ambos desarrollan su aparato religioso a través de la influencia de corrientes de pensamiento muy antiguas. S. Magliocco (2015) incluye entre ellas el neopitagorismo, el estoicismo, el hermetismo, el gnosticismo, el neoplatonismo e incluso el propio cristianismo. Igualmente se ven influenciados por el devenir del esoterismo occidental, con saberes como la alquimia, la astrología o incluso la cábala judía.



Esta unificación de diferentes corrientes filosóficas, así como de saberes “ocultos”, proviene de la creación del hermetismo en el Renacimiento europeo del s. XV, con figuras como Marsilio Ficino y Pico della Mirandola. Ambos personajes inician una escuela que se dedica a la hermenéutica de los textos, unificando influencias y saberes como los que citábamos anteriormente. Es un momento en el que destaca además la traducción de textos árabes, cuya sabiduría influirá en gran medida en el pensamiento esotérico posterior, tal y como afirma Hanegraaff (2016, p.401). Todo este nuevo conocimiento, y la propia visión del mundo que se genera de él, tendrán una influencia directa en los grandes movimientos esotéricos de Europa:  como la Masonería del s. XVII y los rosacruces en el s. XVIII.



Durante la Ilustración se genera un movimiento secular que empieza a desestimar los principios religiosos tradicionales. Es en este momento cuando se genera la triada conceptual definida por Hanegraaff (2016): magia-religión-ciencia, que determinará la construcción de los términos en las etapas posteriores. Se produce también un acercamiento de los conceptos científicos con los espirituales, tal como describe Magliocco (2015) con el caso de Franz Anton Mésmer: este intelectual busco unificar el magnetismo y la electricidad con la espiritualidad, creando el mesmerismo, que unifica conceptos científicos con espirituales. Esta unificación de términos y conceptos se desarrollaría en el s. XIX y llegará incluso al s. XX, con experimento como el del Dr. McDougall y el peso del alma en 1907. De hecho, es precisamente el s. XIX el periodo de mayor influencia en el movimiento new age y el neopaganismo.



Hanegraaff (2016), analizando el Romanticismo alemán principalmente, afirma que este movimiento cultural supone una ruptura con el modelo cientificista y racionalista de la Ilustración, al interesarse no solo por el pasado histórico sino también por las prácticas religiosas antiguas como una herencia oculta. Como también afirma S. Magliocco (2015, p.646) este es un movimiento que trata de “resacralizar el mundo”.



Esta resacralización esconde un nuevo interés por la práctica mágica y la espiritualidad, como se puede observar en autores como el francés Eliphas Levi, que se dedica a estudiar la cábala mediante asociaciones con el antiguo Egipto y con el Tarot. Fue la Orden Hermética de la Aurora Dorada, posteriormente, la que reunió el esoterismo anterior con el objetivo de crear una magia ceremonial a fínales del s. XIX y principios del s. XX que influyó a todo el movimiento esotérico posterior. La organización se interesa por la transformación espiritual del individuo mediante diversas prácticas que se obtenían de corrientes esotéricas anteriores, como los trances o viajes astrales. A esta organización, ya en el siglo XX, pertenecía Aleister Crowley, uno de los personajes más influyentes en el new age y el neopaganismo, sobre todo en este último.



A todo ello se une la filosofía asiática, que influyó en la creación de organizaciones como la Sociedad Teosófica de 1875 y su profecía de la Era de Acuario. Finalmente, en el siglo XX, cabe destacar una nueva unión entre el lenguaje científico y el lenguaje espiritual en los estudios de psicología humanista de Sigmund Freud, pero sobre todo en los estudios de su discípulo, Carl Jung. La influencia de esta corriente psicológica queda reflejada tanto en la obra de Magliocco (2015, p. 646) como en la de Hanegraaff (2016, p.402), en que aparecen conceptos como “inconsciente”, cargado de una simbología de carácter interpretable; se diviniza la mente y se utiliza como un instrumento espiritual, sacralizando de paso la psicología. A esto se unen, en los años 60, los movimientos contraculturales, que han terminado dotando de identidad y contenidos al new age y al neopaganismo, con una simbología propia, como afirma Susan Greenwood (2009).



En conclusión, los movimientos new age y neopaganismo poseen una construcción religiosa que proviene del devenir del pensamiento, sobre todo esotérico, europeo. Estos movimientos desarrollan una religiosidad con fuerte presencia del elemento espiritual. Ha habido debates en el mundo académico sobre si estos movimientos son religiosos o no, o si son religiones legítimas; desde el ámbito teológico cristiano, incluso, ambas han sido estudiadas como concepciones religiosas erróneas en un periodo de secularización. En cualquier caso, estas cuestionan el concepto de espiritualidad como desarrollo religioso individual que choca con la manera clásica de entender la religión, pues no hay instituciones ni dogma, sino desarrollo personal, psicológico y espiritual, conseguido mediante una gran heterogeneidad de prácticas.



La construcción que realizan estos movimientos, que es en lo que centraré mi trabajo, concretamente en el culto de la wicca celtíbera, supone una temática de estudio realmente interesante. La simbología que se muestra en la práctica ritual no es solamente antigua, sino que se proyectan símbolos e ideas contemporáneas en la construcción ritual del culto. Este fenómeno ha sido estudiado sobre todo por Hanegraaff (1999), en su concepción de las espiritualidades; según él, una religión sin espiritualidades es imposible, pero sí es posible una espiritualidad sin religión. Define por tanto la new age como espiritualidad sin religión, fruto de la evolución secular de la sociedad occidental. Esto supone una gran importancia del individuo, como veremos, en el culto de la wicca celtíbera.

2.    ¿Qué es la wicca celtíbera?



En el siguiente apartado nos centraremos en el culto conocido como wicca celtíbera, el cual, a pesar de estar integrado dentro de la wicca, posee ciertas diferencias que lo dotan de naturaleza propia. Para desarrollar este apartado, y debido a la escasez de fuentes científicas que traten esta confesión religiosa, he tomado como fuente la información que el propio grupo religioso aporta en sus estatutos y en su sitio web. Además, tuve la oportunidad de realizar una entrevista al Sumo Sacerdote del Consejo wiccano de la wicca celtíbera, Fernando González, máximo representante de esta confesión religiosa, a quien agradezco su disponibilidad y su aportación. Hay que tener en cuenta que debido al carácter hermético y secreto de estos cultos mucha información es imposible de conocer, ya que el conocimiento absoluto de la fenomenología del culto y su ritualidad solo se permite a los iniciados en la wicca celtíbera.

2.1         Denominación y tradición del culto



La wicca celtíbera se define a sí misma como un culto pagano, de ascendencia wicca. Dentro de la wicca, se encuentran en lo que se conoce como rama wicca tradicional, y dentro de esta, en la tradición celtíbera. Posee, además, una naturaleza hermética, mistérica e iniciática. Se definen como un culto que trasmite la religiosidad celtíbera de la Península Ibérica que emana del chamanismo paleolítico y los cultos europeos precristianos. Se definen, igualmente, como herederos de la brujería tradicional, que según el artículo 1 de sus estatutos fue perseguida durante la llamada “Era de las Persecuciones” (González, 2012a, art.1): una etapa histórica que se inicia con las persecuciones a los paganos del s. IV d.C. y que se prolonga hasta el s. XX.



Entienden como culto pagano, tal como se aprecia en los artículos siguientes, un culto que desarrolla una religiosidad anterior al cristianismo en Europa, que proviene de la religiosidad paleolítica y que en la historiografía posterior fue asociada a la práctica de la brujería y por ende a la praxis mágica. Aun así, en el art. 4 de sus estatutos reconocen que una persona pagana es aquella que adopta el credo religioso, las prácticas y las tradiciones paganas, aun sin tener un nexo de unión histórico verificable.



Dentro de la wicca, se separan de la llamada wicca gardneriana o wicca anglosajona, defendiendo una praxis religiosa y un culto pagano autóctono que es verificable mediante el reconstruccionismo histórico basado en fuentes arqueológicas, etnológicas y escritas.



Esta comunidad religiosa se considera apolítica, aunque igualmente afirma que defenderá sus derechos y libertades como minoría religiosa ante el Estado o ante personas físicas o jurídicas que menoscaben a la wicca celtíbera. Incluso reivindican la desaparición de la asignatura de Religión en la Educación Pública sustituyéndola por una asignatura de Historia y Filosofía de las Religiones. Sus objetivos se centran en reconstruir el culto celtíbero, organizando el ritual y congregando a sus fieles en torno a este. Su praxis religiosa se centra en liturgias y rituales que según la tradición celtíbera provienen de una etapa precristiana. No tienen como objetivo ni el proselitismo, ni el ánimo de lucro. Pregunté al informante Fernando González, Sumo Sacerdote, si se cobraba un ingreso al iniciarse y me negó tal hecho.



En cuanto a aspectos más formales, la confesión religiosa wicca celtíbera fue reconocida legalmente como minoría religiosa el 23 de diciembre del año 2011 y fue, por ende, inscrita en el Registro de Entidades Religiosas del Estado Español. La confesión esta igualmente reconocida en Portugal debido a que existen miembros de la wicca que se encuentran en este país, concretamente de la Congregación o Coven Irmandade Lusitana. Aun así, la wicca celtíbera es fundada por Fernando González en España en el año 1983 a través de la Brujería Tradicional Hispánica/Ibérica (BTH/BTI) que pasa a denominarse como Wicca Tradicional Hispánica/Ibérica (WTH/WTI). Según esta confesión, el cambio terminológico se realiza por la connotación que se tiene en la sociedad del concepto de brujería. Se toma el término wicca, no para dotarlo de una ascendencia anglosajona, sino como dice el propio Fernando González para “actualizar la brujería” defendiendo que la BTH o WTH es la evolución de los cultos paganos de la Península Ibérica (González, 2012b).



Desde 1992 realizan una de sus principales festividades, el solsticio de verano del 23 de junio o Litha, en la localidad de Pinto (Madrid) y desde el 1 de noviembre del 2013, la fiesta de Samhain en esa misma localidad. Dos festividades que analizaremos más adelante. En el año 2012, la wicca celtíbera constituye la Plataforma en favor de la Libertad Religiosa del Paganismo junto a la Confesión Religiosa Comunidad Odinista de España-Ásatrú con el objetivo de ser una plataforma unificadora de los distintos cultos paganos que hay en España (druidismo, odinismo y wicca). Han conseguido ser una plataforma unida que ha permitido una relación directa entre el Estado y las confesiones paganas para poder canalizar sus necesidades, como por ejemplo trasportar puñales y espadas que se utilizan en los rituales sin que los agentes de seguridad les multen.





La wicca celtíbera posee una estructura interna jerarquizada de los fieles y las personas que componen la comunidad religiosa: por un lado se encuentra la naturaleza de los fieles y por otro los órganos de representación.


Los fieles[2] se dividen en tres tipos: creyente, wiccano/a, sacerdote/isa y sumo/a sacerdote/isa. La terminología “creyente” se utiliza en aquellas personas que sienten afinidad hacia la wicca celtíbera aunque practiquen otro culto diferente, así como los menores de 13 años. Estas personas no pueden participar en los rituales privados ni en los órganos de representación.



En segundo lugar, la terminología “wiccano/a” se aplica a las personas que, habiendo apostatado de cualquier otro culto, se inician en la wicca celtíbera mediante un ritual conocido como Ceremonia de Bautizo u hospitium y con la inscripción en el Libro de Nombres de la congregación correspondiente. El proceso de iniciación se prolonga hasta un año y un día. Mientras tanto, la persona se adscribe bajo el nombre de adepto/a, y carece aún de pleno derecho. La persona considerada wiccana es un miembro de pleno derecho dentro de la confesión, se le enseña el saber completo de los rituales privados y las enseñanzas privadas del culto y se le permite participar en los órganos de representación que veremos más adelante. Cabe destacar que uno de los elementos que se les exige a los nuevos miembros, aquellas personas que quieran convertirse en wiccanas, es que su deseo de introducirse en el culto sea: “procurar su desarrollo espiritual y servir a los/as Dioses/as” (González, 2012a, art. 52).



La categoría de “sacerdote/isa” se alcanza cuando se ha estado vinculado a la confesión durante al menos seis años. Para alcanzar esta categoría hay varias pruebas que deben ser superadas, así como un ritual de tránsito que, debido al carácter hermético del culto, desconozco. La categoría de “sumo/a sacerdote/isa” se obtiene al acreditar doce años de pertenencia a la wicca celtíbera y superar el ritual de tránsito a dicha categoría. Por último, ninguna persona iniciada en el culto, ostente el cargo que ostente, se da de baja de la wicca celtíbera tras su muerte ya que existe una escatología, como veremos, para los aspectos de la muerte y el Más Allá.



En cuanto a los órganos de representación[3] existen seis tipos: el Sumo Sacerdote del Consejo wiccano, el Consejo wiccano, la Cámara del Arte, la Hermandad de Congregaciones, la Congregación y el Colegio Sacerdotal.



El “Sumo Sacerdote del Consejo wiccano” es la máxima autoridad y representación de la wicca celtíbera. Actualmente el cargo lo ostenta Fernando González, el informante con el que pude tener la entrevista. A parte de sus funciones administrativas como máximo representante de la confesión, sus labores religiosas incluyen: “Autorizar, mantener y cohesionar los Principios Doctrinales, Tradiciones, y Prácticas de la wicca celtíbera, (…) con el asesoramiento y recomendaciones del consejo wiccano”. (González, 2012a, art.19b)



El “consejo wiccano” está formado por el Sumo Sacerdote y por un máximo de doce miembros. Los miembros del Consejo son Sumos Sacerdotes de las distintas congregaciones que pertenezcan a la Cámara del Arte o a la Hermandad de Congregaciones y que lleven veinte años inscritos como miembros de la wicca celtíbera.



La “Cámara del Arte” es el órgano de representación de las distintas tradiciones que existen en las Congregaciones y que han sido reconocidas por la wicca celtíbera. Está formada por un Sumo/a Sacerdote/isa de cada tradición.



La “Hermandad de Congregaciones es el órgano que unifica a todas las Congregaciones inscritas en la wicca celtíbera. Se compone de un Sumo/a Sacerdote/isa de cada Congregación así como un Sacerdote/isa que sirve de representante de los miembros que no están adscritos a ninguna Congregación.



La “Congregación, Coven o Corro” se trata de un grupo de seis o más Sacerdotes/isas, hasta un número máximo de doce, que construyen un circulo autónomo. Cuenta con su propio Libro de Sombras y su propio Libro de Nombres así como su propio Sumo/a Sacerdote/isa.

Fernando González, en la entrevista que puede realizarle, me afirmaba que:



Normalmente suele haber un Libro de Sombras por cada Congregación. De hecho ahora me estoy ocupando de homogeneizarlo todo dentro de la tradición, porque claro, cada coven tiene el suyo propio. En el caso de mi coven (Orden Sagrada de Beltane) es muy cerrada y no sale ni siquiera del coven. Otros coven se basan en lo que yo les trasmito desde mi coven que lo hago más genérico, más extensible para guardar la tradición, pero sin revelar la parte que como coven debo reservarme.



Esto le permite realizar de manera autónoma sus propios ritos y construir su propia creencia o culto a la divinidad que estimen oportuna siempre que respeten los principios de la wicca celtíbera (González, 2012a, art.24.6). El propio informante, Fernando González, me aseguro que “tú puedes tener una devoción o haberte consagrado tanto como coven como particularmente a una divinidad concreta”.



Según mis investigaciones, existen las siguientes congregaciones o covens dentro de la wicca celtíbera: Coven de la Orden Sagrada de Beltane, Coven de Cova Nubles o Cuniebles, Coven Crannd Bethadh y la Coven Irmandade Lusitana. El informante Fernando González, Sumo Sacerdote, me indicó que existía alguna más aunque no me facilitó sus nombres.



Finalmente, el ultimo órgano de representación de la wicca celtíbera es el “Colegio Sacerdotal”, compuesto por los/as sumos/as sacerdote/isas y el resto de sacerdotes/isas, siempre supeditado a todos los órganos anteriores y sobre todo al sumo sacerdote del Consejo wiccano.

b.      Creencias:


En cuanto al sistema de creencias hay una conjunción entre dos naturalezas distintas: por un lado, las creencias de naturaleza pagana, que evocan a un pasado prerromano de la Península, y por otro las creencias referidas a la wicca.



Esta conjunción puede observarse en primer lugar en el Panteón, que en la wicca celtíbera, es politeísta. Se compone de una gran cantidad de divinidades extraídas del Panteón Celtíbero como por ejemplo el dios Endovéllico, la diosa Atecina, Epona, Lugh, Cerunnos, Beltane, etc. y cada congregación se consagra a uno. Esta sería la naturaleza extraída del pasado religioso prerromano; sin embargo, esta naturaleza se une al Panteón de la wicca Tradicional. Todas las divinidades se organizan bajo el prisma de dos arquetipos: por un lado, un Dios Padre que posee una naturaleza doble, y por otro lado una Diosa Madre de naturaleza triple. Estos dos arquetipos serían las dos divinidades principales y jerárquicamente superiores y el resto de divinidades se supeditan a estos dos arquetipos. La conjunción de ambos arquetipos permite la renovación cíclica del mundo, así como la fecundidad, pero también la existencia de un tercer elemento, la persona inicada que se genera a raíz de la conjunción de ambos arquetipos. Esto genera, según Fernando González, un “vínculo trino” (González, 2012b).



El Dios Padre es el Dios de la Vida y de la Muerte, Luz y Oscuridad, y es representado como el Dios Cornudo (Cerunnos). Mientras tanto, la Diosa Madre es una Diosa Triple: amorosa, ardiente e implacable; virgen, madre y anciana. Es la Diosa de la Fertilidad, Vieja Bruja (Cailleach) y está asociada al mundo de las aguas, como “útero divino” (González, 2012b)[4]. Sin embargo, donde se aprecia sobre todo la influencia de la wicca es en los llamados Principios Religiosos.



El primero de ellos es el “Principio del Retorno o Regla del Tres”: “Toda acción provoca una reacción, que devuelve triplicada la energía liberada”, muy similar a lo que se conoce como karma pero añadiéndole la multiplicación del tres. El segundo principio es el “Principio del Libre Albedrío”: “El camino de la wicca es elegido, merecido y secreto”, este principio resume la naturaleza de la wicca. No es proselitista y tiene un componente mistérico, una sabiduría solo legitima para los iniciados. Por último, el “Principio de Voluntad o Regla de Oro”: “Haz lo que debas”[5], donde se dota de gran importancia a las acciones. La libertad en la creencia, respetando las nociones básicas antes citadas, define a la wicca celtíbera como un grupo religioso ortopráctico y no tanto ortodoxo. No hay un libro de dogma como tal, aunque sí hay un libro de praxis religiosa o prácticas religiosas, el Libro de Sombras de cada congregación.  



Sin embargo, esta última reflexión debe tener ciertos matices, ya que unido a estos tres principios, existen tres compromisos: el compromiso de fe, el compromiso de fidelidad, y el compromiso de secreto[6]. El “compromiso de fe” se refiere a un acto que debe hacer toda persona que quiera ser iniciada pero que afecta a la creencia. Debe apostatar de su culto anterior negando cualquier otro culto que no sea el de la tradición wicca. El “compromiso de fidelidad”, se refiere a una fraternidad del iniciado dentro de la comunidad y el respeto hacia esta y sus miembros. El “compromiso de secreto”, se refiere al hermetismo y al carácter mistérico del culto. Ningún iniciado puede dar información secreta del culto bajo pena de traición, aunque ya no se pertenezca a la tradición. Entre estos tres compromisos, el compromiso de fe afecta no solo a las acciones y a la praxis sino también al sistema de creencias.



Hay libertad de culto dentro del culto pero no se puede ser wiccano/a celtíbero/a si se procesa otra religión o incluso si se procesa otro tipo de rama de la wicca que no sea la Tradicional como la Ecléctica, la Gardneriana, etc. tal y como se afirma en el art.7 de sus Estatutos (González, 2012a).



Toda esta conjunción de creencias desemboca en el art. 5 de los Estatutos de la confesión religiosa wicca celtíbera (González, 2012a). En este artículo se definen las creencias del grupo. Se habla de la creencia en un “mundo espiritual vivo”, junto a una “naturaleza viva y consciente”, así como “politeísmo” y “espíritus de la naturaleza”, que suponen una conjunción entre una posición animista, deísta y politeísta a la vez. Además, se define una vida después de la muerte, basada en la trasmigración de las almas, una ley de causa y efecto y la interacción entre vivos y muertos, que tiene que ver con ejercicios de necromancia y por tanto la defensa de prácticas mágicas mediante el control de los elementos. Precisamente, en esa visión escatológica, Fernando González me comentaba lo siguiente: “no existe un infierno, existe el paso hacia el otro lado. El otro lado es una vida idílica, espiritual propiamente dicha. Esto no significa que no puedas volver (…) no tiene por qué ser inmediato (…) pueden volver a reencarnarse. (…) Es una fase más”.



En cuanto a la cosmogonía, igualmente se superpone una cosmogonía construida desde la mitología prerromana, celta sobre todo, pero igualmente hay una cosmogonía que pertenece a la wicca propiamente dicha. Al consultársele sobre esta dicotomía, y cuál era la cosmogonía de la wicca celtíbera, Fernando González que es: “básicamente la (cosmogonía) céltica pero luego hay una parte B que va más allá de esa cosmogonía”.



Defienden que todo ello proviene de una tradición milenaria que se obtiene mediante el conocimiento histórico y que la ciencia y el conocimiento no son obstáculos, sino que ayudan a descubrir el “origen y el significado de las cosas”. Además, se apoyan en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea y la Constitución Española de 1978, tal y como se recoge en los Estatutos (González, 2012a, art.6).



Finalmente, y para entroncar con el siguiente apartado, se aclara que en su sistema de creencias defienden la sacralidad de los lugares en que se realizó culto en la época prerromana para realizar su culto actual.    

c.       Lugares de culto:


En cuanto a los lugares de culto existen dos tipos: los llamados centros de culto, que son actuales y suponen las sedes de culto de la wicca celtíbera, y por otro lado los lugares o santuarios sacros, que suelen ser santuarios o lugares de culto de yacimientos prerromanos en la Península, como el santuario vetón de Ulaca en Ávila, aunque existen otros muchos donde la wicca celtíbera ha llevado a cabo sus rituales, como me afirmaba el informante y Sumo Sacerdote, Fernando González.



La importancia que tienen estos lugares de culto prerromanos en la ritualidad de la wicca celtíbera les llevó a firmar, junto con otros cultos neopaganos de carácter druidista, el Manifiesto por la Protección y el Reconocimiento de los Lugares Sagrados de la Tradición Celta (Asociación Religiosa Druída Fintan, 2013). En ese manifiesto se apuesta por la creación de los custodios como personas encargadas de proteger el lugar sagrado y dotar de importancia espiritual al recinto.



Dentro del reconstruccionismo histórico existe, por tanto, una gran preocupación por los lugares sacros de la antigüedad. Se apuesta no solo por su protección, sino por su utilidad como escenarios de los diferentes ritos que procesan, no solo la wicca celtíbera, sino otros cultos neopaganos como el druidismo. Es cierto que, en el caso de la wicca, la festividad de Litha o solsticio de verano, y el Samhain se realizan en la localidad de Pinto y son de carácter público, como veremos a continuación. En estos casos no se ha tomado un punto de referencia histórico para llevar a cabo el ritual.

d.      Ritualidad:


La ritualidad de la wicca celtíbera queda recogida en lo que han denominado un “calendario pagano”, que divide el año en periodos y ciclos en los cuales se realizan diferentes rituales (González, 2012a, art.38). Este calendario divide el año en 13 “aquelarres” y 8 “festivales” que completan la “rueda del año” mediante la conjunción de un ciclo solar y un ciclo lunar. A diferencia de la wicca tradicional, la wicca celtíbera rechaza denominar a estas festividades “esbats” (cuando se celebra la luna llena, sustituyendo el término por “Aquelarre”) y “Sabbats” (las ocho festividades solares o “Festivales”). El rechazo se debe a que, en el caso de los “esbats”, se trata de un galicismo que significa jugar en círculo o alrededor de algo, prefieren el término “Aquelarre”. En el caso de los “sabbats”, afirman que la palabra proviene del hebreo y que fue utilizada por los cristianos con sentido peyorativo, recogiendo unas palabras de Gardner, tal y como defiende F. González (2012b).



El ciclo lunar se compone de los 13 plenilunios del año solar celebrando igualmente los 13 novilunios correspondientes. Estas festividades son de ámbito privado y a ellas solo pueden asistir los iniciados en el culto. En cuanto al ciclo solar, se compone de ocho festividades que corresponden a los dos solsticios, los dos equinoccios y las cuatro festividades intermedias. Estas cuatro festividades intermedias son: en primer lugar, “Samhain”, celebrada el 1 de noviembre; se celebra el año nuevo religioso y es una festividad relacionada con el culto a los antepasados y a la diosa Ataecina. En segundo lugar, destaca “Imbolc” u “Oilmec”, celebrada el 1 de febrero, consagrada a la diosa “Brigantia/Brighid”, una festividad relacionada con el hogar. En tercer lugar, la fiesta de “Beltaine” o “Beltane”, celebrada el 1 de mayo, consagrada al dios “Belenos”, en que se celebra la resurrección y purificación del mundo. Es la festividad antagónica a “Samhain”. Finalmente destaca la fiesta de “Lugnasad” o “Lughnasadh”,  consagrada al dios “Lug” y su madre “Tailltiu” y está relacionada con las nupcias[7].



Los rituales se dividen según su naturaleza. De los de ámbito privado y hermético no conocemos nada, pero no son iguales en todas las Congregaciones, como me decía el informante y sumo sacerdote Fernando Gonzalez, ya que como veíamos cada una posee su propio Libro de Sombras. Sin embargo, las festividades que citábamos anteriormente sí son comunes a toda la tradición wicca celtíbera. Es decir, poseen unas fiestas comunes a toda la confesión (los 13 Aquelarres y los 8 Festivales) pero luego los ritos privados difieren en cada congregación.



La wicca celtíbera considera festividades de carácter público aquellas en las que se permite la entrada a personas no iniciadas, mientras que las privadas son aquellas en las que solo pueden participar los/las wiccanos/as. Se consideran de carácter público los festivales de renovación, pero también los bautizos, los esponsales y los entierros. Dentro de los festivales de renovación querría destacar el solsticio de verano, realizado el 23 de junio y el Samhain, ya que son dos festividades que se realizan en Pinto y cualquier persona puede observarlas.



Para concluir este apartado me gustaría enumerar una serie de elementos dentro de la ritualidad de la wicca celtíbera que he podido observar en mi investigación y que nos ayudan a comprender el reconstruccionismo histórico que analizaremos en el siguiente apartado. Dentro de las festividades públicas, el Solsticio de Verano lleva más de dos décadas representándose de manera pública y su praxis es perfectamente describible[8].



Hay una congregación de fieles en torno a una hoguera ofreciendo una serie de ofrendas florares. Suele invocarse los vientos de los cuatro puntos cardinales, los cuales están presentes en la praxis ritual de la wicca tradicional, no solo en la wicca celtíbera. En el caso del Samhain hay una procesión donde los fieles se congregan para dar culto a la diosa Ataecina. En la entrevista que tuve con el Sumo Sacerdote, Fernando González, le pregunté sobre el bautismo, festividad pública: al respecto, informó que en dicho ritual el elemento más importante es el agua: “lo que el cristianismo ha adaptado de los cultos mistéricos y del culto judaico, a través de su tradición, pero sí, se utiliza el agua”.



Sin embargo, hay objetos y elementos que se utilizan en el ámbito privado y que permiten dar una mayor visión de la praxis ritual con el objetivo de analizar el reconstruccionismo histórico que realizan de dicha praxis. Un primer elemento que se utiliza en los rituales es la sangre. No hay sacrificios cruentos, pero en el ritual de iniciación el/la sacerdote/isa o sumo/a sacerdote/isa derrama un poco de su sangre para ungir a la persona iniciada[9].



Un segundo elemento que puede apreciarse en los rituales no solo públicos, sino también privados es la manzana. Le pregunté al informante y sumo sacerdote, Fernando González, sobre este objeto: “la manzana como fruto de la tierra es fundamental, es asequible, cercana y evidentemente tiene una simbología relacionada con el renacimiento”. También hay una importancia en las libaciones de vino y, sobre todo, de cerveza, como me pudo afirmar el informante, incluso utilizando la “Kaelia” o cerveza celtíbera, así como el hidromiel. En la ritualidad también destaca el uso del llamado “sago de lana o sagum de lana y la túnica de lino”, según me explicaba Fernando González, “junto al cinto celtibérico”.



Destacan además tres colores de manera predominante: el blanco, el negro y el rojo, cada uno son su significación ritual. Según Fernando González: “La mezcla de rojo, blanco y negro no es algo que sea nuevo, es una mezcla de colores que ha existido desde siempre, y tiene un significado, que bueno se han ido dando diferentes significados, diferentes versiones del significado, pero efectivamente existían”. 

   

La ritualidad se basa en el pensamiento cíclico que soporta el sistema de creencias de la wicca celtíbera. Un movimiento cíclico de la Naturaleza que se regenera mediante el rito. Y es curioso como lo apuntaba Fernando González con las siguientes palabras:



“(…) el eterno renacimiento, la regeneración, etc. todo ese pensamiento gira en torno a eso (movimiento cíclico). Los ritos son de alguna manera mantener ese ciclo. Ya no es que digamos que si no lo hacemos no es que no vaya a salir el sol, evidentemente, pero si nosotros, que se produzca esa transformación cíclica, esos pasos de renovación que son necesarios en los pasos de renovación a nivel espiritual nuestro”.



Se aporta un elemento clave para entender esta religiosidad, el carácter espiritual del individuo como fin último del rito. La ritualidad incluso puede realizarse de manera individual aunque estén iniciados dentro de la misma Tradición. No es obligatorio permanecer a un coven, aunque hay tendencia hacia ello, como me comentaba Fernando González. Esta característica apunta precisamente hacia el desarrollo de la espiritualidad individual.

Bibliografía:


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Fuentes:



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TAM V 1539 = Tituli Asiae Minoris, Viena. V.3: Tituli Lydia linguis graeca et latina conscripti. Petzl, G.: Philadelpheia et ager philadelphenus, 2007, 113–118, no. 1539.





[1] Entre los distintos autores, destaca Wouter J. Hanegraaff quien observa esta condición de subcategoría al neopaganismo dentro del campo de las nuevas espiritualidades o new age.

[2] Los fieles y sus características quedan recogidas en el Capítulo VI de los Estatutos de la Confesión Religiosa wicca celtíbera “De los fieles, de su admisión y baja”. (González, 2012a)

[3] Toda la información ha sido extraída del Capítulo III de los Estatutos de la Confesión Religiosa wicca Celtibera “Órganos de Representación” (González, 2012a)

[4] La reflexión que se aprecia sobre la Diosa Madre y su vinculación con las aguas, es una reflexión que ya realiza Mircea Eliade (1957, pp.91-98). Se demuestra así que este tipo de cultos neopaganos recogen las reflexiones de estudiosos contemporáneos de las religiones.

[5] Los tres principios aparecen descritos en la página web del grupo religioso (González, 2012b).

[6] Igualmente los tres compromisos aparecen descritos en la página web del grupo religioso (González, 2012b).

[7] Toda la información de las festividades llevadas a cabo por la wicca celtíbera quedan recogidas en su web (González, 2012b).

[8] Puede verse un fragmento de este ritual en el video Hoguera del Solsticio de Verano en Pinto 2014 realizado por Coven de Cuniebles (2014).


[9] Esta práctica queda registrada en el reportaje realizado por  N. Luque y B. Moraleda (2016) con el título Reportaje “wicca celtíbera” Máster en Reporterismo de TRACOR, concretamente en el minuto 2:57. De todas formas este reportaje esta realizado desde una metodología hacia el culto wiccano que, bajo mi perspectiva, no es del todo correcto pero el testimonio lo da una Suma Sacerdotisa de la wicca celtíbera.

La Wicca Celtíbera: El culto neopagano y la reconstrucción histórica Parte II


Escrito por: Ramón Soneira Martínez 

 

3.      La Wicca Celtíbera y el reconstruccionismo histórico


Una vez estudiado los componentes de la Wicca Celtíbera y su naturaleza como culto, el siguiente paso es el estudio de la labor reconstruccionista por la que apuesta la Wicca Celtíbera, y que, como hemos visto, es una de las señas de identidad de este grupo religioso. Dentro de esa labor reconstruccionista voy a dividirla en dos partes. En primer lugar, me centraré en los conceptos religiosos de magia y paganismo como dos términos clave en la ritualidad y la construcción religiosa de la Wicca Celtíbera. En una segunda parte me centraré en los aspectos concretos de este culto que tiene que ver con el pasado de la Península prerromana y por ende la reconstrucción de ritos y creencias.

3.1  Conceptos de magia y paganismo:


Los conceptos de magia y paganismo son claves en la reconstrucción histórica de la Wicca Celtíbera. Su manera de entender la magia como praxis religiosa de una religión precristiana a la que denominan como “Vieja Religión” es uno de los componentes más interesantes en el estudio de su labor reconstruccionista. Se entiende además la magia como: “todo lo que rodea y conforma al ser humano, tiene alma, vida y memoria, y que al uso consciente o no, e inteligente de este Principio, se define como magia” (González, 2012a, art.5). La magia queda ligada así a las creencias de lo que se ha denominado como culto pagano, como “Vieja Religión”. Las prácticas mágicas nacen en esta Vieja Religión. Este concepto de “Vieja Religión” la definía Fernando González de la siguiente manera:

Vieja Religión entendida (…) como el crisol de los cultos precristianos. Es el origen de los cultos precristianos, casi entroncando el Neolítico, pasando a la Edad de los Metales y es cuando se fragua, a nivel indoeuropeo, los primeros cultos estructurados que se pueden reconocer en Europa. Es (…) el puente que une el Neolítico con el Calcolítico y la Edad de los Metales y es ahí donde se fragua el concepto de Vieja Religión que coge la parte de los cultos neolíticos, la religión megalítica (…) con los cultos indoeuropeos que empiezan a desarrollarse en Europa.

En este fragmento se observa como en la Wicca Celtíbera, se entiende el culto pagano y la magia como dos realidades paralelas. La magia es la praxis religiosa, o al menos una parte de esta, de la “Vieja Religión”. La concepción por tanto de “Vieja Religión” y Paganismo no es la misma. Paganismo lo entienden, según Fernando González, como: “El Paganismo es más el concepto de cultos no cristianos (…) viene a posteriori de lo que viene siendo la Vieja Religión. El Paganismo no la entendemos como una religión sino como un título que marca una serie de religiones por una determinada circunstancia”.

Paganismo se entiende como una etiqueta que se coloca a los cultos precristianos cuya religiosidad proviene de la “Vieja Religión”. Esta “Vieja Religión” utilizaba como praxis religiosa, la magia.

El concepto de magia es uno de los términos que más se han discutido desde el ámbito académico. Se ha analizado desde diferentes posiciones. Desde las más clásicas como la sociológica de Durkheim o la evolucionista de Tylor, hasta la visión antropológica que destaca en nuestros días. La triada magia-religión-ciencia, que veíamos en el primer apartado de este trabajo, ha impregnado el desarrollo conceptual de la magia que se ha visto en gran medida enfrentada a la religión como elementos diferenciados. Poco a poco se está analizando la magia dentro del campo de las religiones, sobre todo, como decía, bajo el prisma de los estudios antropológicos.

Esta distinción entre magia y religión ha sido provocada por la visión negativa que se ha tenido en Occidente hacia la magia y su poder ritual. Una visión negativa que no se trata de un fenómeno contemporáneo, sino de muy antiguo. La Wicca Celtíbera en su definición religiosa observa esta persecución que en Occidente se ha tenido hacia la magia y por tanto a la praxis y a la religiosidad pagana. Concretamente este culto entiende esta persecución bajo un concepto cronológico, la “Era de las Persecuciones”. La “Era de las Persecuciones”, cuya definición se puede observar en el preámbulo de los Estatutos de la Confesión Religiosa Wicca Celtíbera, contextualiza esta era entre los siglos IV d.C. y el s. XX. La definen como un largo periodo donde la magia y su praxis, la brujería, y por ende la Vieja Religión, se han visto perseguidas. Sobre la definición de la “Era de las Persecuciones” le pregunte a Fernando González y esto fue lo que argumentó:

Creo que hay una idea equivocada, y es referirnos a la Inquisición o a la persecución de los cultos paganos a partir de que se crea la institución de la Inquisición. Pero el cristianismo estaba persiguiendo a los cultos paganos desde el s. IV d.C. Entonces, sería injusto, y además inadecuado a nivel histórico, zanjar de un plumazo, quitarnos de en medio todos esos siglos de persecuciones que evidentemente llevaron a que finalmente se crease una institución o varias instituciones dedicadas a ello.

La asociación que se realiza entre magia y religión precristiana o “Vieja Religión” provoca una serie de problemas a la hora de reconstruir el culto. En primer lugar, entender la “Vieja Religión” como una religión que se extendía en la Europa precristiana unificando la diversidad de los cultos precristianos resulta problemático. Sin embargo, la problemática mayor, bajo mi punto de vista, se trata de asociar la praxis mágica a los cultos precristianos entendiendo que la visión negativa que hay hacia la magia es una visión cristiana. Esa visión negativa cristiana se iniciaría por tanto en lo que han denominado la “Era de las Persecuciones” cuando el cristianismo se convierte en la religión oficial del Imperio Romano tras el Edicto de Tesalónica del año 380 d.C.

Sin embargo, la visión negativa hacia la magia es anterior a lo que la Wicca Celtíbera ha definido como cultos precristianos.  Existen estudios sobre la magia en épocas antiguas como el artículo de Bernd-Christian Otto (2013) donde ya se aprecia esas connotaciones negativas en el término magia. En la propia Grecia Clásica, concretamente en el siglo V a.C. y IV a.C. el propio Platón en sus Leyes, realiza una legislación contra las personas que practican magia:

Y si parece como si alguien estuviera haciendo daño a otro con conjuros o encantos o salmodias cualesquiera o algún otro, sea el que sea, de los maleficios de esa índole, que muera si es un adivino o milagrero, y si es condenado por maleficio sin pertenecer al arte mágica que también a éste le ocurra lo mismo, es decir, que también con respecto a él fije el tribunal lo que les parezca que debe sufrir o pagar. (Pl., Lg., XI, 933 e)

Incluso más tarde en el s. II a.C. y I a.C. en Asia Menor destaca la Inscripción de Philadelphia:

Cuando entren en (¿)... esta casa que se permita a los hombres ... y mujeres (?), a las personas libres y esclavos domésticos, ... jurar por todos (?) ... los dioses que ellos no conocen ninguna acción engañosa en contra de un hombre o ... una mujer ( ?) ... o sobre cualquier droga perjudicial para las personas, y que ni conocen ni usan ... (?) ... hechizos dañinos, un encantamiento amoroso, un fármaco abortivo, o un anticonceptivo. Tampoco deben usar ninguna otra cosa fatal para los niños, o dar consejos o hablar con otra persona acerca de tales cosas.” (TAM V 1539).

 Se observa, por tanto, que la persecución hacia la magia y su praxis ya existía en épocas anteriores al s.IV d.C. cuando es cierto que se inicia un conflicto entre paganos y cristianos, pero la magia y su praxis ya tenía una visión negativa anterior a la cristiana. La confusión quizás radica en que es el cristianismo el que distingue magia de religión, quedando la magia en una situación peyorativa. Además, el concepto de magia que tiene la Wicca Celtíbera difiere bastante a lo que la magia significaba en épocas anteriores, sobre todo a la Edad Antigua. Esta evolución diferencial de la magia es cada vez más estudiada por autores contemporáneos como W. Hanegraaff (2016).

La magia que se entiende dentro de la Wicca Celtíbera, es la magia que se define en los movimientos New Age y en los Neopaganos. Si estudiamos la concepción de la magia y su “cosificación”, por utilizar el término de Hanegraaff (2016, p.393), observamos una evolución histórica, y por tanto lo que se entiende como magia en el s. XXI dentro de los cultos neopaganos difiere a lo que era la magia en etapas antiguas.

La magia en los cultos neopaganos como la Wicca Celtíbera, se caracteriza por entenderse como una fuerza natural, tal y como veíamos en la propia definición que hacen de magia en el art.5 de los Estatutos de la Confesión Religiosa Wicca Celtíbera: “todo lo que rodea y conforma al ser humano, tiene alma, vida y memoria, y que al uso consciente o no, e inteligente de este Principio, se define como magia” (González, 2012a). Es una magia que como fuerza natural universal tiene sus propias leyes. Se entiende como el último recurso para conseguir algo, además no para conseguir algo que se quiere, sino que se necesita, tal y como lo define S. Magliocco: “Magic won’t get you what you want, but it will get you what you need” (Magliocco, 2015, p.658). La magia supone la interacción entre los individuos y las fuerzas o entidades espirituales que poseen una naturaleza muy heterogénea (dioses, espíritus, almas, elementos, etc.) Además, se entienden los elementos del mundo como ligados entre sí, existiendo cadenas de acontecimientos. Así, realizando un acto establecido se afecta a un elemento secundario mediante canales interconectados. Estos canales pueden ser varios, desde el mero contacto entre objetos, hasta la asociación por alguna propiedad. Por ejemplo, lo verde atrae a lo verde.

Esta concepción de la magia es la que se desarrolla en la llamada Wicca. Una tradición a la que pertenece la Wicca Celtíbera. Sin embargo, dentro de la Wicca existen diferentes corrientes o tradiciones. Quizás la más conocida sea la fundada por Gerald Gardner. Su obra Witchcraft Today de 1954 ha sido la obra por excelencia citada en los estudios sobre la Wicca y el movimiento New Age. Gerald Gardner entendía la Wicca como una religiosidad que se remonta a los cultos precristianos. La Wicca fundamenta la visión religiosa de la Wicca Celtíbera, no solo en su nombre, también en su ritualidad. Los ocho festivales de la rueda del año que veíamos en la ritualidad de la Wicca Celtíbera está presente en toda la corriente Wicca, y concretamente en la Gardneriana, aunque las fiestas de los solsticios y los equinoccios fue un añadido en los años 50 de Ross Nichols, uno de los fundadores de lo que se conoce como Druidismo, dentro del movimiento Neopagano. Así lo afirma uno de los autores más importantes dentro de la confesión wiccana R. Hutton en su obra El Triunfo de la Luna (Hutton, 2001).   

La Hermandad de la Wicca, como se llamó el grupo de Gardner se basaba en un término, Wicca, que provenía del indoeuropeo para referirse a esa religiosidad que se desarrollaba en los cultos precristianos. Sin embargo, existe una tensión bajo ese término que tiene que ver con la forma de realizar la praxis ritual de los grupos wiccanos. A Gardner se le ha acusado, dentro de la propia Wicca, de basarse en las corrientes esotéricas del s. XIX y XX que habíamos visto anteriormente. Esto ha provocado que exista una corriente dentro de la Wicca que se separa de la obra de Gardner o de la llamada Wicca Gardneriana y prefieren una labor más reconstruccionista, como es el caso de la Wicca Celtíbera. La propia Wicca Celtíbera define el concepto Wicca como un término indoeuropeo referido a la magia (González, 2012b). Se separan de las obras de Gardner y defienden que la Brujería Tradicional o Wicca es anterior a Gardner, pues el propio Gardner toma “tradiciones brujeriles como la Streghería anterior a él (González, 2012b). Por tanto, realizan un continuum entre la concepción actual de magia con la concepción de magia en la Antigüedad, un argumento que como hemos visto anteriormente puede inducir a error.

Explican la aparición tardía en España de la Wicca (años 80), no como resultado de la obra de Gardner, sino por la falta de libertad religiosa que vivía España debido a la dictadura franquista. Así, en la Transición, se pudo desarrollar una apertura de la religiosidad y la Wicca obtuvo su sitio, recuperando la Wicca Tradicional de la Península prerromana, la Wicca Celtíbera (fundada en 1983). Se separan así completamente de la tradición Gardneriana. Pero no únicamente se separan de esta tradición, tampoco comparten la llamada Wicca Ecléctica o Wicca Individual y por tanto no la consideran una tradición Wicca. Me explicaba Fernando González la siguiente visión de la Wicca Ecléctica:

La Wicca Ecléctica como tal no existe. Oiga, usted puede no definirse dentro de una tradición determinada y optar por coger de aquí y de allá y hacerte una idea, pero eso no significa que exista una Wicca Ecléctica por sí. Son personas que no se han ceñido a ninguna tradición. (…) no están iniciadas, no están ordenadas, no están en la Wicca.  

Para la Wicca Celtíbera, el rito de iniciación en comunidad es no solo necesario, sino obligatorio. Después de la iniciación, sí que está permitida la realización de rituales de manera individual, como veíamos en el apartado anterior. Ante esta tesitura de posicionarse dentro de la Wicca y la visión que se toma de esta, Fernando González me explicaba lo siguiente:

Una visión armonizada no existe, (…) Hay una serie de tradiciones de origen anglosajón que son las que tienen más fuerza y han marcado sobre todo las creencias o las ideas que se tiene sobre la Wicca y luego por otra parte otros cultos, en este caso el mío, que de alguna manera reivindica otra serie de principios que hacen más fuerza en lo que sería el paso histórico. Nos consideramos reconstruccionista y como tal, estamos desarrollándonos religiosamente y, … no gusta. La idea era presentar la Wicca como una religión nacida en Inglaterra que se inventa un señor (Gardner) y es absolutamente falso para nosotros desde un punto de vista histórico.  

Se observa aquí la separación entre la tradición Gardneriana con la Wicca Celtíbera. Afirma Fernando González que la tradición de Gardner es magia ceremonial heredada de la Cábala judía y los estudios esotéricos. Sin embargo, afirma que discípulos de esa Wicca Gardneriana, como Doreen Valiente, ya intentaron buscar una tradición histórica de la Wicca.

Todo ello demuestra que, debido a la heterogeneidad que existe dentro de la Wicca, estudiarla de manera general puede caer en una cierta problemática. Utilizar los estudios generales de la Wicca para adentrarse en un culto específico como la Wicca Celtíbera puede darnos una visión sesgada. Por ejemplo, uno de estos estudios generales de la Wicca que se suele utilizar es el de Hutton (2001). Pero sin embargo, este autor presenta una visión Gardneriana de la Wicca. De hecho, el propio Fernando González me afirmaba lo siguiente sobre este autor: “Uno de los peros que le achaco a R. Hutton (…) como gardneriano que es, tira para lo suyo, y lo utilizan mucho. Es que no, es que no es así.”

En definitiva, los conceptos de magia, de tradición religiosa Wicca o el propio término de culto pagano como Vieja Religión y su construcción son términos que deben ponerse en tela de juicio. La visión que se da desde la Wicca como la magia tradicional, o Brujería Tradicional, que proviene de esa Vieja Religión resulta problemática. La concepción de la magia evoluciona como un fenómeno histórico más. La Wicca ha intentado recoger un término, que se ha ido impregnando de la deriva histórica del esoterismo occidental y entender por tanto la magia como un continuum en el tiempo es más una construcción cultural que un hecho histórico probado. Esto nos abre la puerta a un segundo bloque problemático en la labor reconstruccionista, la reconstrucción de las creencias celtíberas y su rito.

3.2  Reconstrucción de las creencias y el rito:


Analizar uno a uno cada dios o diosa y su ritualidad nos llevaría un arduo trabajo y quizás sería interesante para futuros estudios sobre la Wicca Celtíbera. En este último apartado y a modo de conclusión me gustaría analizar cuál es el proceso reconstruccionista hacia propiamente la tradición Celtíbera prerromana. Es un elemento que no se puede exportar a otra tradición wiccana y que es especifica de la Wicca Celtíbera.

Ese proceso de reconstrucción se divide en dos partes. Por un lado, la labor de documentación y por tanto la búsqueda de fuentes y en segundo lugar la puesta en práctica de la información recogida. En cuanto a la primera parte, pregunte a Fernando González cuales eran las fuentes que utilizaba. Por otro lado, citó a historiadores y cronistas clásicos como Estrabón, Pomponio Mela o Posidonio de Apamea. Estos historiadores pueden ser problemáticos para estudiar a los pueblos indígenas prerromanos. Estrabón por ejemplo, nunca llegó a pisar la Península, y su discurso trata de justificar las conquistas de Augusto en el norte peninsular. Sin embargo, el Sumo Sacerdote me afirmó que igualmente utilizaban a historiadores contemporáneos como Almagro Gorbea o Blázquez. Incluso citó a Mircea Eliade como un historiador de las religiones al que leen dentro del grupo para entender la religiosidad y su evolución. Su afán reconstruccionista les lleva a leer y estudiar todo este tipo de obras.

Sin embargo, el problema no se resuelve en identificar las fuentes sino en conocer los límites que las fuentes tienen para aplicar lo que se conoce. Fernando González me afirmaba lo siguiente sobre esta cuestión: “cuando leo a Martin de Dumio estoy leyendo lo que yo hago (…) él lo está afirmando en el s. VI d.C. pero es lo que yo hago”.

Quisiera recalcar el verbo que utiliza Fernando: yo hago, hacer. Hemos visto la importancia que estos cultos como la Wicca Celtíbera le dan a la acción. La premisa “Haz lo que debas”, recogía esa importancia. La cuestión está por tanto en esto. Cuando se reconstruye los rituales se busca hacer lo mismo que hacían los antiguos. Cuando nos encontramos con elementos que se desconocen en las fuentes se elaboran elementos nuevos. Fernando González me contestaba a esto así:

Evidentemente sabemos que no vamos a poder rescatar todo. Por ejemplo nosotros en los ritos, en las oraciones evidentemente no estamos sacando las oraciones de ningún papiro extraño, de ningún documento, porque no lo hay, somos conscientes de ello. Sí sabemos los procesos que tenían que darse.   

Precisamente aquellos elementos que se crean nuevos beben de la historia del esoterismo occidental. Esto es innegable y es esa construcción lo que unifica a todo el movimiento New Age y Neopagano como veíamos en el primer apartado. Este hecho nos lleva a lo que para mí resulta el gran problema en la reconstrucción, el pensamiento religioso. Para explicar esta última idea traigo a colación las palabras ya citadas de Fernando González:

…el eterno renacimiento, la regeneración, etc. todo ese pensamiento gira en torno a eso (movimiento cíclico). Los ritos son de alguna manera mantener ese ciclo. Ya no es que digamos que si no lo hacemos no es que no vaya a salir el sol, evidentemente, pero si nosotros, que se produzca esa transformación cíclica, esos pasos de renovación que son necesarios en los pasos de renovación a nivel espiritual nuestro.

El pensamiento teleológico religioso que tienen los/as Wiccanos/as cuando realizan el culto, se distancia en gran medida del pensamiento teleológico religioso de los antiguos. La pregunta para entender los problemas del reconstruccionismo histórico o al menos uno de ellos, es preguntarse el por qué y el para qué de la práctica ritual. Es aquí donde resalta la espiritualidad individual en el ámbito de nuevas espiritualidades debido a la evolución de la sociedad secular actual: “renovación a nivel espiritual nuestro”. El objetivo del ritual no es salvaguardar el destino del mundo que les rodea o incluso de la comunidad, sino el beneficio espiritual personal que se consigue con la realización del rito. El pensamiento religioso por tanto no es el mismo, e intentar reconstruir ese pensamiento que se daba en la Antigüedad en nuestros días resulta una brecha insalvable.
2.                  Reflexiones finales:

El contexto histórico, social y cultural en el que vivimos, descrito por diferentes autores como Postmodernidad, ha dado paso a no solo nuevas formas de entender la sociedad, la política, la economía o la propia cultura, también han aparecido nuevas formas de entender la religiosidad. Dentro de estas nuevas tendencias están el movimiento New Age y el Neopaganismo como dos grandes bloques que unifican la naturaleza de estas nuevas corrientes.

En este breve trabajo se ha analizado el desarrollo religioso de una confesión concreta, la Wicca Celtíbera, que se inserta en la vorágine de ambos grupos. Aprender y aprehender a estudiar e investigar este tipo de religiosidades desde un prisma académico, neutro y no religiocéntrico supone todo un reto epistemológico, como lo ha supuesto el estudio de las religiones de manera aconfesional durante la segunda mitad del s.XX. Bajo mi punto de vista, los estudios sobre estas religiosidades contemporáneas o nuevas espiritualidades son muy necesarios no solo para el conocimiento de las diferentes posturas y prácticas ante el hecho religioso, sino que también es positivo para la convivencia religiosa y el diálogo interreligioso.

Es cierto que, en este trabajo, hemos observado que mucho argumentario que utilizan las personas insertadas en el grupo religioso de la Wicca Celtíbera es en realidad una construcción contemporánea de lo que pudo haber sido la religiosidad de las culturas pasadas. Se aprecia en los movimientos y corrientes de nuestro tiempo presente, como el psicoanálisis, el ecologismo o el feminismo, que se han introducido en estas religiosidades creando nuevas posiciones ante los sentimientos religiosos y que, por tanto, son en realidad posturas religiosas contemporáneas nutridas de datos históricos y no un tipo de religiosidad que se remonta a un pasado histórico concreto, en este caso, a la religiosidad de los pueblos prerromanos de la Península Ibérica.

A pesar de todo ello, la Wicca Celtíbera, se posiciona como un culto religioso más entre la gran diversidad que existe para relacionarse con la religiosidad y la espiritualidad en una etapa tan cambiante y heterogénea como la que vivimos a día de hoy. Se merece por tanto el mismo respeto que cualquier confesión religiosa que compone el crisol de creencias del mundo que vivimos.   

 

Bibliografía:

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